EXPERIENCIA EN KOSICE DE ESLOVAQUIA (PART 1)

En los días previos a un viaje al extranjero, siempre se tiene anclada en la mente la buena experiencia que nos tocará vivir. Lo que realmente uno no espera, es que esta sea de las que te marcan de por vida.

Todo comenzó cuando el despertador sonó demasiado temprano como para saber si era hoy o todavía ayer, la llegada al aeropuerto en el primer tren de cercanías era el primer paso para el viaje hacia Kosice. Allí me esperaba mi compañera Esther; nuestro viaje hacia la primera escala en Londres transcurrió de una manera normal.

La siguiente parada era Budapest, allí comenzó la incomodidad de tener que viajar en autobús, metro y tren para llegar a nuestro destino en Eslovaquia. Tras más tres horas y media de incómodo viaje, llegamos en plena noche a la estación de Kosice, allí mismo coincidimos con dos compañeras de Lituania y un compañero italiano. No obstante, a la hora de tomar el tranvía hacia el Hotel donde nos alojaríamos y recibiríamos las clases del curso, nos topamos con más compañeros, esta vez de Grecia y Croacia.
La llegada al Hotel fue como un rayo de luz que te iluminaba hacia la cama, nuestro cansancio tras casi 17 horas desde la salida en Málaga se hacía notar. Antes del merecido descanso cenamos, y hubo breves presentaciones en el comedor. Aunque nuestras caras reflejaban más las ganas de dormir que otra cosa, había que retomar fuerzas para el primer día de clase.

Una vez despiertos comenzó el curso, los juegos de Ice Break nos ayudaron a aprender los nombres de los casi treinta participantes. El ambiente era perfecto, personas jóvenes y no tan jóvenes disfrutando de la buena relación intercultural, un aula en la que ayudó sin duda la interacción del alumno y la posibilidad de tomar café mientras se impartía la docencia. Esa misma mañana tuvimos la primera visita cultural en la ciudad, la cual me sorprendió gratamente. Kosice, aunque pequeña, es una ciudad preciosa, su casco histórico, sus edificios (especialmente su catedral) son impresionantes. Aquella misma tarde nos agrupamos en equipos de unas cinco personas para comentar los problemas de empleo de cada país, facilitando de esa manera el conocimiento y las opiniones del resto de participantes, proveníamos, además de Málaga y Santiago de Compostela, de Grecia, Turquía, Italia, Reino Unido, Bulgaria, Rumania, Lituania, Croacia y Polonia.

En los días posteriores, el curso se centró en preparación de entrevistas, Currículums, Video-CV, introducción al programa Erasmus+ y visitas culturales a la ciudad.  El curso ayudó a ver las semejanzas entre los problemas laborales que padecemos los jóvenes europeos, salieron ideas para combatir el mismo siendo muy semejantes entre sí (principalmente las expuestas entre los miembros de países de la franja Mediterránea).

A nivel personal, el hecho de que todos fueran tan abiertos ayudó mucho a enriquecer la experiencia, la noche temática en la que pudimos probar comida extranjera y ofrecer picoteos típicos de España ayudó a la interacción de todos los componentes, y como no, las fiestas en los pubs eslovacos sirvió para enlazar amistades y por desgracia, hacer más triste la despedida tras cuatro días intensos de aprendizaje, diversión, risas y buen rollo.

Solo espero repetir algún día un intercambio de este tipo y animar a los que estéis pensando en participar en el programa.