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EXPERIENCIA EN MÁLAGA

Os presentamos la experiencia de la joven que ha participado en un SVE del programa Erasmus+ en en MALAGA.

07.09.17. Me encuentro aquí, en Italia, en mi Trieste. Hace un año exacto estaba a punto de coger un avión que me habría llevado a Málaga para escribir entre las páginas blancas de mi Servicio de voluntariado europeo. Era el inicio – era un nuevo inicio – en todos los sentidos.

Hoy frente las páginas blancas que aparecen en mi ordenador, cojo el avión de los recuerdos que me lleva otra vez a Málaga, mi destino. Hace un año mi imaginación navegaba entre las expectativas, las dudas y los miedos; hoy acuno mis emociones buscando las palabras más adecuadas para describir todo lo que esta experiencia me ha dejado.

Cada mes os he contado como toda la vivencia se había vuelto en un personaje dentro de mí: una “Don Quijote” valiente y luchadora contra los molinos a viento de los fantasmas de su mente, una “Audrey Hepburn” que descubre con sorpresa y coraje muchas verdades, una “Connor” de la película “Un monstruo viene a verme” que cree en el potencial verdadero de los cuentos para enfrentarse a los monstruos malos de la vida, una “Scrooge” anclada al pasado que empieza a valorar su presente, una “Alicia” que descubre las maravillas de su alma, una “Peter Pan” que con corazón de niña y cabeza de mujer se empeña para que sus hadas mágicas puedan volar y por fin una “Dancing Queen” que ha aprendido a bailar, siguiendo el ritmo de sus sueños y de sus talentos.

Pero esta increíble película no la he grabado sola: hay otros personajes que en este año han escrito este capítulo conmigo y quiero dedicar a ellos este último cuento sobre mi Servicio de voluntariado Europeo.

Recuerdo aquel día en el aeropuerto, en la zona de las llegadas: Belén me esperaba con una flor en el pelo, una camiseta con mariposas y una sonrisa tan tierna y acogedora que me sentí de repente como en casa. Belén ha sido mi jefa (apodo que no le gusta mucho) y mi supervisora, hoy es como una “segunda mamma” y una amiga para mí. Belén me ha apoyado siempre, me ha dado mucha confianza, me ha enseñado a ser buena con mi misma, a llevar paciencia y ha creído en mí. Cuando pienso en ella pienso en una caricia larga un año, de las que te hacen sentir protegida a pesar de las pesadillas.

Alfonso ha sido mi coordenador en el proyecto “Mejora con los libros” en el Hospital Materno de Málaga, mi “escenógrafo” personal para el cuentacuento que he escrito, mi dosis de estres y cariño cotidianos. Nos hemos provocado como niños y nos hemos querido con la misma espontáneidad y honestidad, sin filtros. Alfonso ha sido mi espejo y, a través de su personalidad pero sobre todo de sus intentos de mejorarse y confrontarse conmigo, me ha enseñado a valorar mi alma tal vez ingenua pero entusiasta como la de una niña. Él me hizo enfadar muchas veces pero también fue él que se puso frente de mí y me dijo: “Echo de menos tu sonrisa”, cuando de verdad la habia perdido. Cuando pienso en él pienso en un niño que defiende con todas sus energías lo que ha construido y a los que quiere porqué es su gasolina vital. Es un niño grande con un corazón sin fronteras.

Carmen ha sido mi profesora de español, hoy es mi “segunda madre ” y un ejemplo de mujer para mí. Nuestros “deberes” juntas se han vuelto pronto en una relación de estima y confianza. Ella sabía cuando debía ser exigente conmigo, cuando era el momento de valorarme y con el tiempo consiguió reconocer mis estados de ánimo, leyéndome en los ojos.

Fue ella que empezó a llevar mis textos a Belén cuando me daba verguenza y así las dos me ayudaron a reconocer y a fomentar mi don. Siempre me ha demostrado cariño, me ha dedicado tiempo y energías y me ha enseñado a valorar mi personalidad fuerte y valiente. Cuando pienso en ella pienso en una mano sobre mi hombro mientras me mira con orgullo en mi camino.

Raúl es el Presidente de la Fundación, una persona llena de cultura, humilde y tranquila. Me ha permitido concretar muchas de las ideas que tenía, aunque al principio parecían demasiado arriesgadas. Él ha permitido que me expresara a través de una Fundación que es sobretodo un proyecto de vida y una profunda convicción personal y lo ha hecho con extrema generosidad. Ha invertido en mí. Raúl me ha acogido en la Fundación y también en su casa con su mujer, Nicoletta. Un ejemplo de elegancia, sensibilidad y autenticidad. Cuando pienso en ellos pienso en que de verdad al lado de un gran hombre – y no tras – hay una mujer especial. La humildad es un valor enriquecedor sin adornos.

Tiziana llegó el 5 de marzo: ella supo mirar hacia la luz y el calor de las ideas positivas y de los sentimientos que yo intentaba esconder. Fue mi girasol. Con mucha paciencia y entusiasmo, se ha vuelto en la compañera de viaje con la cual he compartido 5 meses llenos de emociones, satisfacciones, experiencias malas y buenas. En ella podia confiar en el trabajo y sobre todo fuera: sé que seguiremos cultivando nuestra amistad para que sea siempre un girasol estupendo en nuestras vidas.

Tiziana y yo hemos sido un equipo basado en la confianza, en la amistad y en un sueño en común. Hemos sido parte de un equipo aún más grande que lleva 17 años trabajando con profunda convicción para que la lectura se vuelva en una herramienta reconocida de crecimiento humano y cultural. Hace un año y medio, mientras buscaba un proyecto para mi voluntariado, encontré lo de la Fundación Alonso Quijano. Me enamoré a primera vista porqué podía reconocer en eso todo lo que había experimentado en la vida: los libros me ha puesto alas para volar sobre las cosas malas de la vida y mirarlas desde arriba. Me han dado recursos para imaginar una vida diferente y volver con más coraje a pisar el suelo de las cosas que me dolían.

Mi imaginación nutrida por los libros y por mi gran pasión – el teatro – me ha abierto el cielo de las rutas para alcanzar mis sueños. Me ha indicado senderos para pisar el suelo de la realidad, intentando cambiar lo que me impedía andar. Cielo y suelo, sueños y realidad: ¿estamos seguros de que no puedan convivir?

Los voluntarios de “Español para inmigrantes” y de “Mejora con los libros” – dos de los principales proyectos de la Fundación Alonso Quijano – me han enseñado que el tiempo es precioso y aún más cuando se elige dedicarlo a los que lo necesitan de verdad. Esta Fundación y todos sus voluntarios me han demostrado una vez más que leer es importante y que leer las personas es fundamental.

Llevo en mi corazón recuerdos de personas que tampoco podían mirarme en la cara, que no sabían ni una palabra de español y que, gracias al trabajo increíble de los voluntarios, nos han agradecido con ojos y sonrisas llenas de vida, listos para empezar a comunicar, a relacionarse, a vivir.

Llevo en mi alma a todos los niños que he encontrado en el hospital: un libro no cambia la situación pero el gesto de donar un viaje con la imaginación, sí que cambia su mirada sobre lo que están viviendo. Los voluntarios – no puedo nombrar a todos – son personas especiales que me han regalado muchos momentos de risas, apoyo y humanidad.

Gracias a mis compañeras de piso y a todos los amigos que he conocido en esta aventura y con los cuales he compartido la cotidianidad, los momentos de diversión y de reflexión.

Gracias a Mattia y Serena (Europe Direct Trieste) por su trabajo pero sobre todo por haber compartido conmigo recursos, emociones y consejos. Me han seguido con pasión en este proyecto a distancia, con mucha humanidad y profesionalidad.

Gracias a Rocío, una mujer encantadora y llena de cultura, que trabaja con sensibilidad, calidad que no se aprende en los libros. Mirándola en su trabajo, me brillaban los ojos.

Gracias al Teatro Cervantes y en particular a Antonio Sanchéz – Jefe de Prensa del Teatro – por la oportunidad de seguir también en España con mi “mirada” teatral, asistiendo a muchos espectáculos de la Fiesta del Teatro y escribiendo reseñas culturales. Ha sido una experiencia maravillosa.

Gracias también a las personas que me han decepcionado, a las que me han asustado, a las que no me han valorado o no me han tomado en serio, a quién me ha quitado el sueño y a los que han intentado quitarme los sueños. No me habéis cambiado: sigo aún más valiente, entusiasta y orgullosa de mí.

Gracias a mi familia y a mis amigos, que me han permitido volar lejos de ellos: han convivido con mi ausencia para que yo pudiera encontrar mi papel en el mundo. Sin ellos, hoy no tendría mis “alas de mariposa”.

Me duele poner la última palabra sobre esta experiencia y mientras escribo, lloro. Mis lágrimas saben a sal, recuerdos y emociones.

No termina nada, es solo el inicio porqué en este año he aprendido que todo lo que sirve es: una  ancla de valores y personas que me apoyan, un corazón generoso y entusiasta y una oportunidad para navegar con mi cofre de experiencias y sentimientos hacia las páginas blancas de la próxima etapa de mi vida. Gracias de corazón.

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