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EXPERIENCIA SVE EN BULGARIA

 

Os presentamos la experiencia de Pedro que ha participado en un SVE del programa Juventud en Acción en BULGARIA. 
Y tu… ¿Cuándo?

La situación es bien nítida, eternamente extendida entre la juventud, son los tiempos que corren: evolucionar (con el riesgo que ello conlleva) o anclarse. Mi decisión propia fue evolucionar, eclosionar en la posible aventura, con el consiguiente desconocimiento vital. De ahí la nitidez, la nitidez de lo que aún no está escrito.

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Desde estas líneas, ya escritas, intentaré ser, pues, nítido y objetivo en la síntesis de 6 «largos» meses en territorio extranjero, concretamente en la ciudades de Burgas, Pomorie y Lozenets [entre otras] (Bulgaria, costa del Mar Negro), en el marco de un proyecto cultural. La organización de envío desde mi ciudad natal, Málaga, fue Intercambia ; la de acogida en Burgas, Astika. Por supuesto, agradezco la colaboración e información aportada por ambas partes (destacando a Pedro, Eva y Lyubomir), a pesar de ciertas diferencias inherentes al contacto humano, y a objetivos y detalles del proyecto.

Ahora quisiera, si me lo permiten, retroceder al inicio de todo, con una pregunta que es el núcleo, el quid de tantas y tantas cosas pululando bajo el techo divino: ¿qué deseo, de corazón, hacer con mi existencia?. Las respuestas son tan variadas como fenotipos humanos hay en el mundo. En mi caso, mis mayores anhelos eran (y son): el viaje, la aventura, la conexión con culturas «alienígenas» a nuestra comprensión, la curiosidad del niño que filosofa con los ojos, encontrarse en la pérdida, conocer con el desconocimiento, aportar personalmente valores que impliquen pequeños cambios sociales… en definitiva, evolucionar en un sentido propio y social, siempre con una actitud crítica (en sentido positivo).

Con esta idea en mente, y medios económicos limitados, me entregué a la tarea de buscar proyectos financiados (total o parcialmente) en diferentes ámbitos (cultural, deportivo, económico, social…). Llegué finalmente, por mención de una buena amiga, al término clave: SVE (Servicio de Voluntariado Europeo). De ahí conecté con la asociación Intercambia de  mi ciudad. Adquirí información y, tras buscar y enviar solicitudes a proyectos variados (Suecia, Inglaterra, Chile, Hungría, Ghana, Bulgaria…), me contestaron desde fundación Astika, solicitando una entrevista por Skype. No hubo ninguna objeción, la entrevista fue bien, y así acabé con mis bártulos en Burgas. Respecto a la partida, uno va, como ya mencioné, con el desconocimiento del recién nacido, y ese es el primer aspecto místico del emprendimiento hacia luces tenues.

Así, centrándonos ya en el proyecto SVE, entre mi partida el martes 15 de marzo y mi regreso el domingo 8 de septiembre se dieron múltiples situaciones, en el marco de las actividades que formaban nuestro proyecto. Menciono a continuación el grueso de estas actividades, y algún detalle asociado:

  • El corazón del proyecto SVE constaba de la participación en 2 festivales culturales: Pomorie y Lozenets. Cada voluntario creaba, personalmente, un proyecto teatral concreto que debía exponer ante el público, en plena calle. Algunos de los espectáculos eran grupales. He de decir que fueron todos un éxito, y recibimos mucho cariño y admiración por parte de la población búlgara asistente. Constatar también las muchas horas de ensayo previas a las exposiciones, con anécdotas que rozan lo insólito. Los proyectos que creamos poseían temáticas variadas: choque cultural a través de la música, contra la violencia de género, crítica a la globalización y sus efectos perniciosos, beneficios del deporte, integración de sordomudos, animación infantil..

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  • A nivel convivencia, sobre todo añadir que la cultura búlgara no es la cultura española. Esto produjo ciertos choques sociales, pero ninguno de gravedad. Por regla general, la estancia en Burgas y el resto de ciudades visitadas fue plácida y agradable, y el trato, aunque frío, educado y correcto.
  • Algunos detalles extras del proyecto fueron:

Visitas a centros escolares de poblaciones habitadas por minorías étnicas (gitanos y/o turcos), para apoyo y colaboración educativa, psicológica y económica, a nivel estructural y personal.

Noches de cultura española, donde explicábamos ciertos aspectos de nuestra cultura e historia.

Charlas en centros escolares de aprendizaje de lenguas latinas (español, italiano, francés…). En estos encuentros con los alumnos, explicábamos nuestro proyecto teatral, y atendíamos las preguntas de los más curiosos.

Colaboración en pequeños proyectos en defensa del medio ambiente.

Organización de encuentros deportivos (fútbol) en poblaciones de mayoría gitana, como apoyo a su reinserción social. Desgraciadamente, sólo pudimos disputar un partido.

Asistencia a centros locales de apoyo e información contra la violencia de género.

Oportunidad, a nivel personal, de seguir practicando música, puesto que una pequeña asociación ofreció una habitación y un piano de forma totalmente gratuita, varias horas a la semana. No creo que me lean, pero agradezco enormemente esa aportación, especialmente a la señorita de las gafas (disculpen, los nombres búlgaros no son lo mío).

Existencia, a pesar de ciertos retrasos, de mentores personales para cada proyecto.

Convivencia, dentro y fuera del horario de trabajo, con una gran diversidad de compañeros/as, con el consecuente aporte personal de cada uno.

Ahora bien, por otra parte, deseo exponer algunas conclusiones (propias y objetivas) creadas y/o solidificadas tras la estancia en Bulgaria y la finalización del proyecto SVE:

  • El correcto intercambio cultural crea humanos, en el sentido más profundo de la palabra, y nos hace aún más conscientes de la importancia de preservar cada cultura y compartirla, sin llegar a prostituir sus orígenes.
  • Hace falta mucha más convivencia, y mucha menos competencia. El sistema proyecta unos valores que destruyen el primer término y asientan el segundo.
  • Retarse personalmente (al margen del «modo asocial» competencia) es absolutamente necesario, ya sea que fracasemos o no.
  • El cambio (personal o social) acaba siendo una cuestión progresiva, serena. Todo cambio brusco acabará siendo, por lógica, violento.
  • El miedo al éxito es más profundo que el miedo al fracaso.
  • Es necesario estar incómodo para comprender la comodidad. Es necesario el frío para valorar la calidez. Es necesaria la soledad para saborear la compañía. Esta diatriba se da en casi infinitos aspectos.
  • Antes de la muerte debes dejar algo latiendo en esta vida, un retazo de lo que fuiste, por medio de acciones personales, arte, amor, descendencia… Me remito aquí al carácter personal de cada individuo.
  • El conocimiento es poder…y la curiosidad, la curiosidad es un superpoder.
  • Finalmente, seré redundante: comodidad y rutina es muerte del ánima.

Mencionadas estas conclusiones, añadir, como síntesis final, lo positivo de una experiencia totalmente inolvidable y, sobra decirlo, recomendable a todos los niveles:

El teatro, cada compañero/a, el choque cultural, tantas noches de lluvia, días de playa, cervezas de cada fiesta, risas interminables, tristezas momentáneas, bailes… cada caída del Sol y cada amanecer dejaron una huella en mí que perdurará. Mi mirada no puede ser la misma. Somos lo que somos, y somos lo que hacemos de nosotros, amén de lo que hacemos en el contacto con las circunstancias que nos toca vivir. Forcemos pues, las circunstancias, entreguémonos al festín epicúreo que es la existencia misma. El SVE, asimilado correctamente, es vida latiendo a más de 90 pulsaciones, festín de Dioses y Arcángeles, de humanos al fin.

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POSDATA: Cabe mencionar un último detalle: coincidí allí con compañeros españoles y macedonios, en la misma fundación Astika, y ellos convirtieron un SVE interesante en un SVE totalmente inolvidable. Por tanto, desde aquí, de todo corazón, quiero dar las gracias a: Marc Martínez Cano, Nerea Beamud Valor, Roberto Villegas Trapero, Tania Cantero Martín y Macarena Mora Delgado (también a los macedonios claro, pero recuerden mi memoria para los nombres). Porque, a pesar de ciertas diferencias, sin ellos/as todo esto hubiera sido algo más gris y solitario. Aunque hubiera merecido la pena, no me cabe la menor duda.

¡Saludos y salud!

Si quieres saber más de esta y otras acciones del programa Juventud en Acción puedes  escribirnos a info@intercambia.org.

 

 

 

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