Os presentamos la experiencia de los jóvenes que han participado en un INTERCAMBIO del programa Erasmus+ en FRANCIA.
Experiencia Francia Noisy le Grand
El primer día después de una travesía por los metros de París (todo un reto para nosotros), llegamos al hotel situado en los confines del mundo: Noisy le Grand, el gueto de entre los guetos.
Un amable señor nos recibió y nos asignó las habitaciones. Un minúsculo espacio en el que habitar tres personas convirtió la experiencia en una odisea. Dos enchufes para tres personas, un pequeño ejemplo. Una experiencia en la que conoceríamos a personas maravillosas procedentes de todas las partes del mundo.
El proyecto se desarrollaba en un local perteneciente a la asociación AJPN. Los anfitriones procedían de lugares tan dispares como Mali, Madagascar, Senegal… Toda una sorpresa para nosotros, quienes pensábamos que nos recibirían los típicos franceses de pañuelo al cuello. Una grata sorpresa. Idrissa, el coordinador que tuvimos, solo hablaba francés. Oh la la que follón, menos mal que teníamos a nuestro magnífico traductor Ben que traducía a su manera.
Hora de las presentaciones, ahí estaban los búlgaros con sus dibujos artísticos que dejaban en evidencia nuestro arte rupestre. Javi e Iván tuvieron especial acercamiento puesto que compartieron habitación con uno de ellos: Vasco, un tipo tan simpático como peculiar. Fue nuestro DJ preferido en todo el programa.
Los rumanos hicieron mella en uno de nosotros pero es demasiado privado como para escribirlo.
República Checa. Solo podemos nombrar a Lukas, sí un hombre bajito, rubio, gracioso, con su palestina siempre al cuello. Queremos darle las gracias por hacernos reír tantas veces.
Los franceses eran muy hospitalarios, tanto los participantes como toda la organización. Fue muy divertido intentar hablar inglés con tres palabras.
Los alemanes el mejor equipo del proyecto, para nosotros. Contaban con tres egipcios, una chica de República Checa y una nacida en Alemania. Fue el grupo más dispar del proyecto y nos encantó. Abiertos de mente y de corazón los sentimos mejores amigos desde el primer momento. Esta experiencia no hubiera sido igual sin ellos. Los queremos mucho.
Ahora toca evaluarse. Podemos decir que hemos sido una muy buena representación de nuestro país, con solo decir que ya el primer día impartimos un taller de sevillanas. El día internacional arrasamos con la mesa española: el jamón, el queso, las aceitunas, la sangría, el aceite… fueron el atractivo principal de la noche “yo no me voy de aquí hasta que se acabe” decía Andrea, una compañera de Rumanía. Efectivamente se terminó todo, todos rindieron buena cuenta a la sangría ¡Bendita sangría!
Los talleres de deportes fueron muy entretenidos pero nos faltó más debate sobre el tema del proyecto. Hubo un ejercicio que nos encantó: uno de los participantes fue al hospital e hicimos un ejercicio de traspaso de energía en el que nos tumbamos unos al lado de los otros y cerramos los ojos. Creemos que fue muy intenso y muy bonito.
Sin duda ha sido una experiencia mágica. Ocho días de amor, risas, juegos y muchas ganas de conocer nuevas culturas. Sin duda todos pensamos lo mismo: ¡Hay que repetir!