

Nuestro proyecto incluía muchas actividades, tanto por la mañana como por la tarde, la gran mayoría de tipo práctico, como la elaboración de pósters sobre reciclaje, videos promocionales, arte en la naturaleza y escritura de cuentos. Todas ellas estaban perfectamente planificadas y organizadas, lo que nos dio una gran visión de los proyectos Erasmus. Para ambos, era nuestra primera vez en uno de estos. Los momentos que más disfrutamos de la formación fueron aquellos que incluían descubrir la naturaleza, además de la excursión al Volcán de Lodo de Berca y al mercado de slow food de Buzău, donde probamos productos exquisitos como cerveza hecha con miel.

Otro de nuestros momentos favoritos fueron las noches interculturales, un viaje a los países de nuestros
compañeros a través del gusto. No faltaron la comida y bebidas típicas de cada país: dakos, limoncello, rakia, caramelos, café turco, muchas variedades de quesos y nuestros productos, queso manchego, jamón serrano y tinto de verano. Nunca olvidaremos las noches de charlas, cotilleos y juegos, tampoco la calidez y amabilidad de nuestros compañeros. Fueron 9 días que se hicieron cortos pero muy intensos, en los que hicimos amistades que esperamos puedan mantenerse a largo plazo.

Desafortunadamente, llegó el día de volver a casa. Fue triste. Volvimos con miles de conocimientos que estamos deseando poner en práctica en nuestro día a día, aunque también con una sensación de vacío y con el interrogante de cuándo volveremos a ver a las personas que, pese a ser de otros países y hablar diferentes idiomas, se han convertido en nuestros amigos y confidentes. Y tú… ¿Cuándo?
Si quieres recibir más información podemos fijar una cita a través del correo info@intercambia.org
En el aeropuerto, las presentaciones fueron tímidas, cada uno venía de países distintos, con culturas distintas. Sin embargo, poco a poco todos nos fuimos conociendo y abriendo al resto. Esa misma noche llegamos al alojamiento, un hostal en Buzău, un pueblo rodeado de naturaleza y animales, muy acorde con el tema de nuestro Curso de Formación: economía circular, sostenibilidad y medio ambiente. Durante el primer día, hubo algunas actividades de integración para permitir que todos nos conociéramos. Éramos algo más de 30 personas de distintas nacionalidades: búlgaros, croatas, estonios, checos, finlandeses, griegos, polacos, italianos, serbios, portugueses, macedonios, lituanos y letones, y por supuesto nosotros, los españoles.

Nuestro proyecto incluía muchas actividades, tanto por la mañana como por la tarde, la gran mayoría de tipo práctico, como la elaboración de pósters sobre reciclaje, videos promocionales, arte en la naturaleza y escritura de cuentos. Todas ellas estaban perfectamente planificadas y organizadas, lo que nos dio una gran visión de los proyectos Erasmus. Para ambos, era nuestra primera vez en uno de estos. Los momentos que más disfrutamos de la formación fueron aquellos que incluían descubrir la naturaleza, además de la excursión al Volcán de Lodo de Berca y al mercado de slow food de Buzău, donde probamos productos exquisitos como cerveza hecha con miel.

Otro de nuestros momentos favoritos fueron las noches interculturales, un viaje a los países de nuestros
compañeros a través del gusto. No faltaron la comida y bebidas típicas de cada país: dakos, limoncello, rakia, caramelos, café turco, muchas variedades de quesos y nuestros productos, queso manchego, jamón serrano y tinto de verano. Nunca olvidaremos las noches de charlas, cotilleos y juegos, tampoco la calidez y amabilidad de nuestros compañeros. Fueron 9 días que se hicieron cortos pero muy intensos, en los que hicimos amistades que esperamos puedan mantenerse a largo plazo.

Desafortunadamente, llegó el día de volver a casa. Fue triste. Volvimos con miles de conocimientos que estamos deseando poner en práctica en nuestro día a día, aunque también con una sensación de vacío y con el interrogante de cuándo volveremos a ver a las personas que, pese a ser de otros países y hablar diferentes idiomas, se han convertido en nuestros amigos y confidentes. Y tú… ¿Cuándo?
Si quieres recibir más información podemos fijar una cita a través del correo info@intercambia.org
Os presentamos la experiencia de un grupo de jóvenes que han participado en un CURSO DE FORMACIÓN del programa ERASMUS+ en RUMANÍA.
Diez de la mañana, 18 de mayo. En ese preciso instante, comenzaba nuestra aventura: 11 días en Rumanía gracias a un programa Erasmus+. Cuatro horas más tarde, Bucarest nos daba la bienvenida. Aunque el cielo
estuviera nublado, nuestra ilusión era palpable. Los dos primeros días los dedicaríamos a descubrir la capital y ponernos al día con la cultura rumana.

El primero fue un día de contrastes y primeras impresiones. Exploramos los serenos monasterios ortodoxos, nos maravillamos en la librería Carturesti Carusel y nos sumergimos en la historia viva de la cervecería Caru’ cu Bere. El segundo día nos esperaba con nuevas maravillas: el Arco del Triunfo, el tranquilo Parque del Rey Mihai I y el centro de la ciudad.
El proyecto oficial comenzaba el lunes. A las 18:00 horas nos recogerían en el aeropuerto. Pero, unas horas antes, tuvimos la oportunidad de conocer a algunos de los participantes que se convertirían en nuestros compañeros, amigos y confidentes durante los próximos nueve días.

En el aeropuerto, las presentaciones fueron tímidas, cada uno venía de países distintos, con culturas distintas. Sin embargo, poco a poco todos nos fuimos conociendo y abriendo al resto. Esa misma noche llegamos al alojamiento, un hostal en Buzău, un pueblo rodeado de naturaleza y animales, muy acorde con el tema de nuestro Curso de Formación: economía circular, sostenibilidad y medio ambiente. Durante el primer día, hubo algunas actividades de integración para permitir que todos nos conociéramos. Éramos algo más de 30 personas de distintas nacionalidades: búlgaros, croatas, estonios, checos, finlandeses, griegos, polacos, italianos, serbios, portugueses, macedonios, lituanos y letones, y por supuesto nosotros, los españoles.

Nuestro proyecto incluía muchas actividades, tanto por la mañana como por la tarde, la gran mayoría de tipo práctico, como la elaboración de pósters sobre reciclaje, videos promocionales, arte en la naturaleza y escritura de cuentos. Todas ellas estaban perfectamente planificadas y organizadas, lo que nos dio una gran visión de los proyectos Erasmus. Para ambos, era nuestra primera vez en uno de estos. Los momentos que más disfrutamos de la formación fueron aquellos que incluían descubrir la naturaleza, además de la excursión al Volcán de Lodo de Berca y al mercado de slow food de Buzău, donde probamos productos exquisitos como cerveza hecha con miel.

Otro de nuestros momentos favoritos fueron las noches interculturales, un viaje a los países de nuestros
compañeros a través del gusto. No faltaron la comida y bebidas típicas de cada país: dakos, limoncello, rakia, caramelos, café turco, muchas variedades de quesos y nuestros productos, queso manchego, jamón serrano y tinto de verano. Nunca olvidaremos las noches de charlas, cotilleos y juegos, tampoco la calidez y amabilidad de nuestros compañeros. Fueron 9 días que se hicieron cortos pero muy intensos, en los que hicimos amistades que esperamos puedan mantenerse a largo plazo.

Desafortunadamente, llegó el día de volver a casa. Fue triste. Volvimos con miles de conocimientos que estamos deseando poner en práctica en nuestro día a día, aunque también con una sensación de vacío y con el interrogante de cuándo volveremos a ver a las personas que, pese a ser de otros países y hablar diferentes idiomas, se han convertido en nuestros amigos y confidentes. Y tú… ¿Cuándo?
Si quieres recibir más información podemos fijar una cita a través del correo info@intercambia.org
Os presentamos la experiencia de un grupo de jóvenes que han participado en un CURSO DE FORMACIÓN del programa ERASMUS+ en RUMANÍA.
Diez de la mañana, 18 de mayo. En ese preciso instante, comenzaba nuestra aventura: 11 días en Rumanía gracias a un programa Erasmus+. Cuatro horas más tarde, Bucarest nos daba la bienvenida. Aunque el cielo
estuviera nublado, nuestra ilusión era palpable. Los dos primeros días los dedicaríamos a descubrir la capital y ponernos al día con la cultura rumana.

El primero fue un día de contrastes y primeras impresiones. Exploramos los serenos monasterios ortodoxos, nos maravillamos en la librería Carturesti Carusel y nos sumergimos en la historia viva de la cervecería Caru’ cu Bere. El segundo día nos esperaba con nuevas maravillas: el Arco del Triunfo, el tranquilo Parque del Rey Mihai I y el centro de la ciudad.
El proyecto oficial comenzaba el lunes. A las 18:00 horas nos recogerían en el aeropuerto. Pero, unas horas antes, tuvimos la oportunidad de conocer a algunos de los participantes que se convertirían en nuestros compañeros, amigos y confidentes durante los próximos nueve días.

En el aeropuerto, las presentaciones fueron tímidas, cada uno venía de países distintos, con culturas distintas. Sin embargo, poco a poco todos nos fuimos conociendo y abriendo al resto. Esa misma noche llegamos al alojamiento, un hostal en Buzău, un pueblo rodeado de naturaleza y animales, muy acorde con el tema de nuestro Curso de Formación: economía circular, sostenibilidad y medio ambiente. Durante el primer día, hubo algunas actividades de integración para permitir que todos nos conociéramos. Éramos algo más de 30 personas de distintas nacionalidades: búlgaros, croatas, estonios, checos, finlandeses, griegos, polacos, italianos, serbios, portugueses, macedonios, lituanos y letones, y por supuesto nosotros, los españoles.

Nuestro proyecto incluía muchas actividades, tanto por la mañana como por la tarde, la gran mayoría de tipo práctico, como la elaboración de pósters sobre reciclaje, videos promocionales, arte en la naturaleza y escritura de cuentos. Todas ellas estaban perfectamente planificadas y organizadas, lo que nos dio una gran visión de los proyectos Erasmus. Para ambos, era nuestra primera vez en uno de estos. Los momentos que más disfrutamos de la formación fueron aquellos que incluían descubrir la naturaleza, además de la excursión al Volcán de Lodo de Berca y al mercado de slow food de Buzău, donde probamos productos exquisitos como cerveza hecha con miel.

Otro de nuestros momentos favoritos fueron las noches interculturales, un viaje a los países de nuestros
compañeros a través del gusto. No faltaron la comida y bebidas típicas de cada país: dakos, limoncello, rakia, caramelos, café turco, muchas variedades de quesos y nuestros productos, queso manchego, jamón serrano y tinto de verano. Nunca olvidaremos las noches de charlas, cotilleos y juegos, tampoco la calidez y amabilidad de nuestros compañeros. Fueron 9 días que se hicieron cortos pero muy intensos, en los que hicimos amistades que esperamos puedan mantenerse a largo plazo.

Desafortunadamente, llegó el día de volver a casa. Fue triste. Volvimos con miles de conocimientos que estamos deseando poner en práctica en nuestro día a día, aunque también con una sensación de vacío y con el interrogante de cuándo volveremos a ver a las personas que, pese a ser de otros países y hablar diferentes idiomas, se han convertido en nuestros amigos y confidentes. Y tú… ¿Cuándo?
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