
Os presentamos la experiencia de un grupo de jóvenes que han participado en un INTERCAMBIO del programa ERASMUS+ en BULGARIA
Nuestra experiencia comienza una noche cerrada de luna llena, muy temprano, en la que cogimos un avión dirección a Sofia, la capital de Bulgaria. Una vez llegamos allí, fuimos a la estación de autobús, el punto de encuentro. Allí empezamos a conocer a las demás personas con las que conviviríamos durante esa semana. Cuando nos reunimos todos, cogimos un tren rumbo a la ciudad donde se desarrollaba el proyecto. El tren era digno de ver, no sabíamos si estábamos en el tren de Harry Potter o en un tren de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que sabemos es que estábamos muy emocionados al principio al ver un tren así, hasta que nos enteramos de que el trayecto duraba unas cinco horas, sin aire acondicionado y con una temperatura que no envidiaba nada al calor de Málaga en Agosto. Eso si, nos dio tiempo de sobra a conocer a la gente y socializar entre nosotros, jugar a las cartas, etc.
Cuando llegamos a Sandaski, después de subir unos 6 tramos de escaleras con la maleta a cuestas, llegamos a nuestros cuartos y ahí empieza nuestra convivencia con otras 35 personas.

Todos los días empezábamos desayunando juntos después de haber dormido unas escasas 3 horitas, haciendo energizers y haciendo las actividades del proyecto. Por las noches, nuestro plan favorito era comer algo que supiese a comida de verdad en las noches interculturales, y hacer fiesta en la terraza, hablar mucho y beber cosas súper sanas para nada alcohólicas.
Una de las noches fuimos a un festival de música tradicional búlgara, del que la mayoría solo pudimos ver unos 10 minutos porque llegamos tarde, pero disfrutamos del paseito por el parque de noche.

Pero sin duda nuestra noche favorita fue la nuestra, la noche intercultural española, en la que bebimos tinto de verano, comimos pipirrana, tortilla, fuet y otras muchas más cosas que casi nos dieron ganas de llorar de lo que lo echábamos de menos, bailamos mucho y nos acostamos aún más tarde de lo normal.
Nuestro peor rato esa semana fue enterarnos de que nuestro vuelo a Ginebra, donde hacíamos escala desde Sofia, se atrasaba dos horas, por lo que no nos daba tiempo a coger el siguiente. Al final, tuvimos que comprarnos otro vuelo de vuelta a Málaga, pero al menos vimos Ginebra un poquito.
Nos llevamos todo lo que aprendimos de cada país, la comida que probamos y los paisajes tan bonitos de Bulgaria, pero sobre todo nos llevamos una experiencia y recuerdos súper bonitos, y una familia enorme con la que hemos llorado y reído muchísimo.

Y tu… ¿Cuándo?
Si quieres recibir más información podemos fijar una cita a través del correo info@intercambia.org