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EXPERIENCIA DE SVE EN FRANCIA

Os presentamos la experiencia de Raquel que ha participado en un  SVE del programa ERASMUS+ en FRANCIA.

Sin duda alguna, el tiempo que he pasado realizando este voluntariado europeo
se podría resumir como los mejores meses de mi vida, pues han sido nueve
meses de nuevas experiencias, aprendizaje y crecimiento tanto personal como
profesional, que han hecho que me sintiera feliz y llena en todo momento a
pesar de que algunos momentos no fueran nada fáciles.

Voy a comenzar contando desde el principio cómo surgió todo… Después de
acabar mi grado universitario sentía que debía hacer algo distinto y me apetecía
muchísimo vivir la experiencia de pasar un tiempo en otro país. Ya había
realizado antes un intercambio juvenil con Intercambia y, por esta razón, decidí
emprender esta aventura con ellos. Vi en uno de sus anuncios que una entidad
francesa buscaba a una persona para realizar un SVE en un centro de
información juvenil en Cergy, una ciudad cerca de París, la cual me llamó la
atención. Después de enviar mi currículum, carta de motivación y cumplimentar
el formulario realicé unas entrevistas por Skype y, finalmente, me dieron la gran
noticia de que fui la elegida!

He de decir que el miedo me invadía, pues no hablaba nada de francés y tenía
un bajo nivel de inglés, sin embargo el entusiasmo y las ganas de aprender
hacían que todo se disipara.

Después de algunas reuniones de formación con Intercambia, el día 3 de
octubre llegué al aeropuerto de París, donde me esperaba mi nueva tutora para
ir hasta nuestra ciudad. Nada más llegar fui a la asociación y conocí a todas las
personas con las que trabajaría en los próximos meses, después fui a conocer
mi nueva casa, una pequeña habitación en una residencia de universitarios con
cocina y baño privado, suficiente para mi. Durante la primera semana fui
conociendo el trabajo de la asociación y lo que yo haría allí (ir a eventos e
institutos a hablar sobre la movilidad europea y mi experiencia como SVE,
ayudar a la preparación de actividades de la asociación, preparar un café de
lenguas una vez al mes y realizar un proyecto común con otros tres voluntarios
europeos, entre otras cosas), a personas que trabajaban en el departamento de
la misma, a la ciudad… Además, gracias a que mi asociación me inscribió en
una excursión de erasmus pude conocer a algunos de ellos. También tuve la
oportunidad de conocer al anterior voluntario español de la asociación y a otros
amigos de él, los que pronto se convertirían en mis amigos y gracias a loS

cuales comenzaría a conocer Francia y sus encantos.
Es cierto que el primer mes fue bastante difícil, sobre todo las horas que pasaba
en la asociación, ya que era muy complicado entender a las personas con las
que debía trabajar. Los fines de semana solía ir a París, aunque esto tampoco
se me hacía nada fácil, pues hasta que no me acostumbré no había día que no
me perdiera. Poco a poco, y sin saber muy bien cómo fui aprendiendo cada vez
más francés, conociendo personas (sobretodo gracias al café de lenguas, al
cual acudían muchos erasmus y estudiantes internacionales) y descubriendo
los maravillosos lugares que me rodeaban.

Las vacaciones de navidad las pasé en casa y cuando volví a Francia todo fue
sobre ruedas, sentía que había conocido a unas personas maravillosas que
habían pasado de ser amigos a convertirse en mi familia. Además, siento que he
tenido la gran suerte de vivir en una ciudad muy intercultural, por lo que no solo
he conocido a franceses o españoles, también he podido hacer amigos de otras
partes de Europa, América, África e incluso Asia, quienes me han enseñado un
poco de sus culturas y gracias a los cuales he descubierto muchos rincones de
París, Francia u otras partes de Europa.

El 30 de junio mi voluntariado llegó a su fin y el 3 de julio volví a España con la
sensación de que había cumplido sin duda alguna los objetivos que me propuse
al principio del mismo, pero con la sensación de que algo de mi se quedaba allí
y en cada una de las personas que he conocido durante este tiempo y por
supuesto con la ilusión de volverlos a encontrar y, quien sabe, si incluso volver a
vivir allí.

Lo principal que he aprendido ha sido una nueva lengua, el francés. Sin
embargo, gracias a que he ido a muchos eventos e institutos a hablar en
público, siento que he adquirido una mayor confianza en mi y que ahora puedo
expresarme y hablar mejor en público.

Además, he aprendido a organizar eventos y algunas cosas administrativas, ya
que también he trabajado en la recepción de la asociación. Algo que me ha
sorprendido es lo muchísimo que he aprendido sobre Europa y la Unión
Europea, así como lo que ésta nos puede ofrecer.

A parte de lo que he aprendido gracias al trabajo que he realizado en la
asociación creo que el SVE me ha hecho ser mucho más autónoma y valerme
por mí misma, además, el conocer a personas de diferentes países y clases, me
ha hecho ser una persona más inclusiva.

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Si quieres recibir más información podemos fijar una cita en el Área de Juventud del Ayuntamiento de Málaga (mapa) a través del correo info@intercambia.org

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