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EXPERIENCIA DEL INTERCAMBIO EN RUMANÍA

Adrenalina, nervios, miedos, emoción, tristeza, alegría… sin duda este intercambio juvenil ha sido… ¡pura ilusión!

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Somos 5: Laura, Sacry, Paqui, Carlos y Clara. Todos éramos primerizos en una experiencia como esta menos Paqui, nuestra líder, que ya era la segunda vez que lo hacía. Por lo tanto, todo eran nervios a flor de piel el día que partimos desde Málaga, (para colmo, con dos horas de retraso). ¿Qué nos depararía este viaje? ¿Qué haríamos? ¿Con quién nos encontraríamos?

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Sin duda, lo más complicado fue desplazarnos desde Bucarest, la capital, hasta Bacău, el lugar donde se realizaba la segunda edición del proyecto “Find Your Way”. Menos mal que teníamos a Sacry, a la cual llegamos a llamar “nuestro mapa andante”.

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Una vez conseguimos llegar, por suerte o por desgracia, todo empezó a pasar increíblemente rápido: un hostal bonito, amplio y cómodo; amigos de Grecia, Turquía, Italia, Rumanía, Malta, Portugal y Macedonia; comida bastante buena (aunque con un notable exceso de pollo…), unos ‘trainers’ encantadores, excursiones a lugares maravillosos que jamás nos habríamos esperado y un sinfín de actividades propuestas para nosotros.

El proyecto en sí, ha resultado muy interesante. La temática es muy actual y adecuada para nuestros tiempos y nuestra edad, ya que estamos en un momento en el que todos necesitamos “encontrar nuestro camino”. Y opinamos que de una forma u otra, este proyecto lo ha conseguido, pues a todos nos ha abierto los ojos en mayor o menor medida en relación a diferentes aspectos. Hemos aprendido a cómo mejorar nuestro currículum, cómo hacer una buena carta de motivación, hemos visitado empresas y conocido a jóvenes emprendedores, charlado con profesionales de múltiples sectores, hemos simulado varias entrevistas de trabajo, nos hemos visto obligados a perder nuestro miedo a hablar en público…

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¿Las noches interculturales? ¡Lo mejor! Ha sido precioso conocer cada mínimo detalle de las distintas culturas, hemos aprendido de nuestras diferencias, nos hemos enamorado de cada uno de los bailes tradicionales, de las comidas típicas, de cómo nuestros nuevos amigos nos decían con ilusión que tendríamos una casa en sus ciudades cuando quisiéramos ir.

No podemos dejar de mencionar la grata sorpresa que nos llevamos desde el primer momento con la gente de Rumanía: no pararon ni un instante de ofrecernos su ayuda desinteresadamente, su amabilidad, sus ganas de mostrarnos su cultura, sus rincones, su historia, sus tradiciones. Nos han tratado tan bien que no podríamos tener ni una sola mínima queja. Son gente totalmente encantadora.

Además, hemos escrito un diario de viaje entre todos durante estas dos semanas. Muchos compañeros del intercambio han participado, en él puedes encontrarte fragmentos en turco, poemas en italiano, ¡e incluso caracteres chinos!

Ahora podemos decir con total seguridad que es una experiencia que no olvidaremos nunca, que nos llevamos algo bueno de cada persona que hemos conocido, y también dejamos en Bacău una pequeña parte de nosotros. ¡Hasta la próxima aventura!

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