EXPERIENCIA EN HOLLOKO

Todo comenzó un 4 de Septiembre en Budapest. Cinco españoles liderados por una voluntaria francesa nos disponíamos a disfrutar de una
experiencia inolvidable. Conocíamos el tema del proyecto: el reciclaje, pero no sabíamos las actividades que realizaríamos.

Nuestro primer encuentro con los demás participantes fue en la estación de Nyugati, en Budapest. Allí hicimos una breve presentación, fue nuestro primer contacto con las personas con las que conviviríamos durante los próximos diez días. Después cogimos un autobús dirección Holloko, a 100 km de distancia. Tuvimos una calurosa bienvenida y, tras repartir las habitaciones, nos pusimos a crear: decoramos las tazas que utilizaríamos durante todo el proyecto.

Nuestro primer día estaba dirigido a la toma de contacto con los compañeros y con el programa. Las primeras actividades que hicimos fueron la presentación de la asociación (Recreativity), cláusulas de la convivencia (máxima diversidad en las taeras, escucha activa del resto de los participantes, respeto mutuo…), reparto de tareas de limpieza, etc. Cuando nos presentaron el calendario de actividades, tuvimos un pequeño choque cultural al ver que la cena sería todos los días a las 7 de la tarde. Tras esto, realizamos «energizers» y juegos para conocer al resto de los participantes. Después del almuerzo nos pusimos de lleno a trabajar con los materiales, realizando artículos útiles de materiales de desecho.

En el segundo día nos dedicamos a trabajar con el plástico y el color. Asistimos a charlas y talleres sobre cómo usar el color, reciclar tetrabriks y reutilizar bolsas de plástico para crear nuevos objetos, como monederos o neceseres. Por la noche participamos en una «noche intercultural» un poco especial, en la que cada país presentaba a otro diferente. A nosotros, los españoles, nos tocó presentar Croacia.

El tercer día nos dedicamos a conocer la zona. Tras recibir un pequeño pack de almuerzo y un kit de supervivencia, comenzó nuestra aventura: 8 (interminables) horas andando, divididos en grupos multiculturales, debíamos completar varias misiones, como, por ejemplo, tocar la campana de una iglesia o hacernos un selfie con una vaca.

Al día siguiente aprendimos a usar la máquina de coser. Hicimos bolsos de tela a partir de sábanas de hotel, y tuvimos un primer contacto con la serigrafía manual. También reciclamos camisetas, medias y otras prendas para realizar otras nuevas. Por la noche tuvimos la presentación de una actividad llamada «living library» (biblioteca viviente).

Al quinto día tuvimos invitados. Seis emprendedores de Budapest, que trabajan en diferentes campos (quilling, diseño de mobiliario, pintura natural,…) nos presentaron su trabajo, todo ello relacionado con el reciclaje. Tras el almuerzo, nos pusimos manos a la obra llevando a cabo talleres relacionados con el trabajo de estos artistas (diseño, pintura natural y quilling). Después de la cena, nos introdujeron el tema de la sorpresa: llevaríamos nuestro aprendizaje a las aulas en otra ciudad: Balassagyarmat.

El día siguiente lo dedicamos a diseñar las actividades que realizaríamos en el instituto. Además, debíamos preparar todo el material, incluídos algunos regalos para los alumnos.

El séptimo día nos levantamos muy temprano para dirigirnos al instituto. Allí realizamos los talleres preparados para los alumnos húngaros y un multitudinario «open workshop», para cualquier persona  interesada en conocer el proyecto. También nos dio tiempo a ver la ciudad e incluso a ir a Eslovaquia. Cuando llegamos a casa nos llevamos una grata sorpresa al ver que nuestros team leaders nos habían preparado una cena, decorado toda la casa y preparado una fiesta para después.

Los dos últimos días estuvieron dedicados a evaluar el proyecto, y recapacitar sobre las actividades que habíamos realizado, los amigos que habíamos hecho y cómo podíamos llevarnos esta nueva experiencia a casa.

Como conclusión, podríamos decir que ha sido un proyecto perfectamente organizado, con un alto interés por parte de los organizadores y los participantes y en el que hemos aprendido no sólo a reciclar, sino también a convivir con personas de diferentes culturas con las que hemos tenido un trato inmejorable. Nos sentimos muy agradecidos con la organización y con la asociación por darnos la oportunidad de participar en un proyecto como este y esperamos poder disfrutar de muchas experiencias más.