Aquí tenéis la experiencia de uno de los grupos de jóvenes que fueron a hacer un proyecto a Italia!
14 de diciembre, fecha que quedara grabada para siempre en nosotros. Fue el día que comenzó nuestra aventura. Un grupo de 6 jóvenes nos embarcábamos en un vuelo dirección Italia, con muchos nervios, pero sobre todo llenos de ilusión.
La mayoría del grupo nos conocimos durante las reuniones previas de preparación del proyecto, y desde el minuto uno nos sentimos muy cómodos y conectados entre nosotros. El grupo estaba formado por Claudia, Laura, Ana, Juan, Javier y Paula
Nuestro trayecto consistía en llegar al aeropuerto de Milán, y desde allí coger un autobús hacia la estación de trenes, donde cogíamos un tren hacía Verbania. Allí nos recogían los responsables del proyecto para llevarnos al lugar donde conviviríamos 8 días con jóvenes de Croacia, Polonia, Portugal, Italia y Rumanía. El trayecto fue largo, pero nos sirvió para afianzar aún más la relación de grupo e ir cogiendo cada vez más confianza.
Entre todos construimos un clima de bienestar, confianza y diversión que nos acompañó durante toda la experiencia y que estamos seguros de que nunca olvidaremos. El proyecto trataba sobre tradiciones y costumbre, por lo que hemos conocido cuáles son las profesiones más antiguas y típicas de cada uno del los países participantes del proyecto y también hemos practicado las de Italia, como tejer, hacer objetos de mimbre o aprender a hacer una buena masa de pizza. Las noches interculturales han sido maravillosas y hemos bailado, probado y disfrutado a no poder más.
Hemos visitado Verbania, una pequeña ciudad situada al pie de un gran lago, y también Milán la ciudad de la moda, donde hemos podido ver numerosos monumentos, plazas y galerías. Además el grupo español el último día pudimos visitar Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, que con todo su alumbrado de navidad era el escenario perfecto para pasar nuestras últimas horas en Italia.
Fueron 8 días que se pasaron demasiado rápidos, donde vivimos mil experiencias, donde disfrutamos lo máximo de nosotros mismos y de los demás, donde vivimos en nuestra propia burbuja alejados del mundo y de nuestra rutina. Estuvimos todo el tiempo sin Wi-Fi, fuera de nuestra zona de confort y pienso que nos sirvió de terapia para ayudarnos a desconectar y disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Sólo necesitamos prestar un poco de atención a nuestro alrededor para darnos cuenta. Un viaje en el que hemos imaginado todos juntos, nos hemos hecho expertos en el futbolín, hemos aprendido muchísimo y no han faltado expresiones como «Be careful», «Oh my god», «Imagine, just for one second».
Experiencias como éstas son únicas en la vida, y hay que vivirlas para poder comprender en su plenitud su esplendor. Vivencias que te cambia las formas de ver las cosas y de comprender la realidad en la que vivimos, donde conoces a gente increíble que te marca para siempre. Hemos tenido la inmensa suerte de haber tenido un final épico inexplicable y de haber vivido esta maravillosa aventura con la compañía perfecta. Volveríamos a repetir un millón de veces más.
Paula García Guzmán y Javier Nuñez del Solar