Os acercamos la experiencia de unos jóvenes malagueños que pasaron unos días estupendos en Polonia, en un intercambio sobre la política y la democracia. Los participantes españoles han sido invitados por los organizadores polacos, los cuales habían conocido en otro intercambio en Francia el año pasado! El siguiente texto ha sido redactado por los cinco participantes.
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Nuestro proyecto en Polonia empezó mucho antes de partir el 12 de julio, ya que el verano pasado participamos en otro intercambio de Juventud en Acción en Beauvais (Francia) donde conocimos al grupo polaco encargado de organizar este año este nuevo proyecto, al que nos invitaron y, por supuesto, aceptamos encantados la invitación. Deseando participar en otro nuevo proyecto y, encima, poder pasar unos días con nuestros ya amigos polacos, desde el día en que supimos que de verdad pisaríamos tierras extranjeras para vivir una de las mejores experiencias que puedes llevarte a la mochila de la vida, la mente empezó a hervir de ideas, de juegos, de energizers, de temas de debate… Todo para poder estar preparados para nuestro tema central: la sociedad civil.
Pero no todo se basaba en eso, ¡ni mucho menos! En cuanto llegamos a nuestro destino, nos encontramos con jóvenes de distintos países (Italia, Rumanía, Francia, Turquía y, cómo no, Polonia y España), que nos recibieron un poco asustadizos al principio, como es normal, pero muy sonrientes y abiertos en cuando entablabas las primeras palabras. Todo el cansancio del viaje se iba por la ventana en cuanto empezamos a conocernos un poco más y a empezar de lleno en el proyecto.
Sin duda, este proyecto ha supuesto un esfuerzo particular: hablar de temas tan complejos como la política, la democracia o las ONG ponían a prueba no solo nuestra capacidad comunicativa con el inglés, sino también nuestra mente y nuestros prejuicios. Sin embargo, allí todos estábamos para ayudarnos entre nosotros y juntos conseguimos alcanzar los objetivos de cada una de las actividades, aprendiendo y divirtiéndonos como niños.
Además, como ya dije antes, había muchísimo más, porque este tipo de proyectos también te permiten conocer la cultura y la tradición del país de acogida. Excursiones a Zakopane o a Poronin nos hicieron ver lo que muy pocos turistas se atreverían o serían capaces de ver de la más íntima Polonia, de hablar en nuestro «polaco de los montes de Málaga» con los pueblerinos, escuchar historias de una estupenda veterana de Poronin, disfrutar del loco tiempo lluvioso-soleado de las montañas Tatra, rutas de senderismo, barbacoas junto a la casa, pinturas en cristal y un largo etcétera.
Pero, sin duda, una de las guindas de este viaje fueron las noches culturales. Por mucho que sepamos de un país, nunca puedes decir que lo conozcas como un nativo, y aquí pudieron demostrarlo (¡como nosotros!). La parte menos buena, o todo lo contrario, es que ahora tenemos muchas ganas de visitar todos las ciudades de los participantes…
Aunque, al fin y al cabo, de esto se trata, ¿no? De establecer lazos en todas partes de Europa; de tener amigos en cualquier punto que conozcas (¡para poder volver a darles un abrazo y pasar un tiempo juntos, como hicimos con nuestras chicas de Wrocław, de otro intercambio, esta vez!); de descubrir mil culturas e idiomas; de abrir tu mente y de romper tus prejuicios. Sin duda alguna, parte de nosotros quedó allí. Aunque nos llevamos muchísimo más. Hasta la próxima!
Carlos, Ana, María MB, María MM y Míriam