Os presentamos la experiencia de un grupo de Jóvenes que han participado en un INTERCAMBIO del programa ERASMUS+ en RUMANÍA
Hace unas cuantas semanas cinco malagueños nos unimos para vivir una experiencia común: el desarrollo de un proyecto medioambiental en Slanic Moldova (Rumanía). La mayoría de los componentes, nos inscribimos en el intercambio porque ya habíamos vivido una experiencia Erasmus previa, y teníamos ganas de más.
Nuestro viaje comenzó el día 11 de septiembre. Teníamos que hacer una escala en Berlín y ésta dio incluso para tomar unas cervezas en la calle, integrándonos de pleno en la vida berlinesa. Teníamos muchas ganas de llegar a Bucarest, de descubrir una nueva capital de la que no podíamos imaginarnos absolutamente nada. Sabes lo que te vas a encontrar cuando llegas a París, Londres, Roma…pero uno no tiene ni idea de qué es lo que le espera en Bucarest. La ciudad, tiene calles repletas de pubs y bares que evidencian la probable vida nocturna que posee. Tiene taxis amarillos que en algún momento te hacen creer que estás más cerca de Nueva York que nunca, y cuenta con varios monumentos dignos de visita. Es cierto, no es Paris ni Roma, pero Bucarest tiene algo como para dedicarle al menos, unas horas.
Esa misma noche, cogimos el autobús hacia Slanic Moldova y tuvimos el primer contacto con los que iban a ser nuestros compañeros durante 12 días. Slanic Moldova es un sitio idílico, mires a donde mires, siempre encontrarás bosque y naturaleza. Todos los días, teníamos programadas distintas actividades, desde posters a Power Points, casi todos sobre promoción de vida saludable y protección del medioambiente. Si estás pensando en embarcarte en algún tipo de proyecto semejante, debes tener en cuenta que de cuando en cuando, tendrás que hacer cosas como por ejemplo, bailar y cantar delante de una multitud. Por tanto, lo llevarás mejor si eres una persona abierta, y si tienes, en definitiva, poca vergüenza.
Durante 12 días, hemos convivido con jóvenes de Rumanía, Italia, Estonia, Grecia, Polonia y Macedonia. Por tanto, el idioma imperial ha sido el inglés. Cada noche, cada nacionalidad presentaba su país y su cultura, haciéndonos así más conocedores de las costumbres y tradiciones de los distintos países. En contra, sólo podemos decir que nos hubiera gustado hacer más actividades al aire libre y aprovechar más el entorno privilegiado en el que nos encontrábamos. Respecto a todo lo demás, por supuesto que ha merecido la pena: ahora tenemos amigos en sitios tan atractivos del continente como Atenas y Cerdeña.
Y tu… ¿Cuándo?
Si quieres saber más de esta y otras acciones del programa Eramus Plus puedes visitarnos en el Área o escribirnos a info@intercambia.org.